En Bangkok hay muchas opciones para hacerse un thaimassage, puedes hacértelo en las calles típicas para el turismo como Khao san road ( la calle de los mochileros) o puedes ir a salones de masajes para los tailandeses, en esta ocasión fuimos a un salón. La verdad es que los tailandeses tienen muy integrado los masajes en su vida, es una forma de mantener la salud y no lo ven como un lujo. En mi opinión debería ser así también en Occidente.
Cogimos un tuk tuk, que es un taxi típico de la ciudad y nos llevó a un edificio, el portero nos acompañó hasta la puerta del salón donde nos ofrecieron un té de jazmín y nos dieron la carta de masajes para que pudiéramos escoger. Nos decantamos por un clásico thaimassage. Los precios eran más elevados que en la calle pero queríamos experimentar las diferencias.
Vinieron dos chicas a buscarnos y nos hicieron pasar a una sala donde había dos tatamis, nos dieron un pijama azul y nos dejaron unos minutos para cambiarnos. Nos empezaron un masaje con presiones y estiramientos, en los que trabajaron las extremidades y la espalda, fue muy agradable pero nos dimos cuenta que no es necesario ir a un gran salón para recibir el un buen masaje. Y así fue como salimos…
Creo que las diferencias básicas de este masaje con otros que nos dimos era que el local era todo de madera y se supone que era más lujoso, para mi gusto un poco recargado y oscuro, te daban un pijama para recibir el masaje, un té de bienvenida y la atención es muy buena. Esas son las atenciones que pagas. Después de ésta experiencia de belleza en viajes, fuimos a cenar y lo hicimos en la calle, un delicioso pad Thai y muy barato.
Un disfrute de viaje… y con la mejor compañía. Miguel es mi compañero de viaje y de vida. Suele compartir mis experiencias de belleza en viajes.
Ya sabéis lo que es el placer de dedicarse tiempo y si no, os animo a probarlo. Todos nos merecemos cuidarnos.
..ha sido un viaje en el tiempo leer ésta entrada, un viaje positivo.. gracias compañera…siempre un placer leerte!
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