En la Riviera Maya tuve una gran y placentera experiencia, me hicieron un masaje maya, uno de los mejores masajes que he recibido. Supongo que todo influyó, el entorno que podéis ven en la imagen de abajo, el sonido del mar y las manos de una señora que sabía lo que hacía. Todo auguraba una buena experiencia y lo fue.
Los antiguos Mayas fueron una cultura muy avanzada en la astronomía y la medicina. Ellos consideraban el cuerpo como un templo sagrado al que hay que darle un mantenimiento constante, fueras hombre o mujer e independientemente de la clase social que tengas. Por ello, no es difícil de explicarse que los masajes fueran indispensables y constantes para sus técnicas de curación, fertilidad y alivio de tensión.
A pesar de la variedad de las técnicas, todas tienen el común dos cosas, la primera es que al iniciar cualquier masaje hacen una oración en nahuati en la que piden a los dioses que guíen el camino de la sanación y la segunda es que los curanderos regulan las plantas y hortalizas llamadas Ka’anché con las que hacen los enguentos para los emplastes y aceites para realizar las terapias.
En el masaje que me hicieron lo más destacado para mí fue la zona del abdomen, ya que era profundo y me activó la energía de la zona.
Una experiencia que repetiría sin ninguna duda.